¿Qué nos impide escuchar la voz de Dios?

¿que nos impide escuchar la voz de Dios?

¿Por qué no escuchamos la voz de Dios?

¿Qué nos impide escuchar la voz de Dios?

Alguna vez te has preguntado ¿Por qué no escuchas la voz de Dios?, cuando su palabra nos hace saber que él nos habla todos los días. La razón por el cual no escuchamos la voz de Dios, es porque en nuestra vida tenemos cosas que nos impiden escuchar la voz de Dios. Y en este artículo quiero compartir alguna de las cosas que no nos permiten escuchar la voz de Dios. 

Es de suma importancia que como cristianos seguidores de Jesucristo, escuchemos su voz, ya que si no podemos escuchar su voz cuando nos habla, no podremos hacer las cosas que él desea que hagamos, y esto no nos va a permitir poder hacer la voluntad de Dios.

Alguna de las cosas que nos impiden escuchar la voz de Dios son:

 

El odio y el rencor

La biblia nos dice en (1 Juan 3.15) Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. El odio es como un cáncer que te consume por dentro, se va apoderando de ti poco a poco, hasta que te domina, el odiar te quita la paz, te quita el sueño, no te permite estar tranquilo, hasta no ver mal a aquel a quien odias.

En la biblia podemos encontrar algunos ejemplos de odio y rencor: Esaú tuvo rencor hacia Jacob por la bendición que recibió, Génesis 27:41. A José sus hermanos lo odiaban, porque su padre lo amaba más a él que a ellos, Génesis 37:4. Saúl empezó a odiar a David, cuando vio que David recibía más halagos que él, 1 Samuel 18:7-9.

Una persona que odia, se deleita del mal que le pueda suceder al otro. Y Es triste saber que la iglesia de Cristo no está libre de esto, entre hermanos se aborrecen, entre congregaciones se aborrecen, aun sabiendo que el que aborrece a otro es homicida. Pero a veces nos dejamos llevar por los sentimientos y emociones, que le damos cavidad al odio, ignorando lo que la palabra de Dios nos dice. Porque si tú aborreces a alguien, no amas a Dios.

1 Juan 4:20.

Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.

 

Guárdate y pídele a Dios que en tu corazón jamás haya sentimiento de odio hacia alguien, o si por algún motivo en tu corazón ya hay sentimiento de odio; clama a Dios para que el odio se vaya de tu vida. Porque delante de Dios, una persona que odie a alguien, es igual a un asesino, por tanto, ambos tendrán el mismo juicio y la misma condenación.

 

La Critica / Murmuración

1 Corintios 10:10.

Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.

Por medio de las escrituras nos podemos dar cuenta que a Dios no le agrada la murmuración ni en lo más mínimo, ya que el pueblo de Israel, muchas veces fue duramente castigado debido a sus murmuraciones constantes hacia Dios, y hacia los siervos de Dios. Las críticas y murmuraciones son herramientas de destrucción, causan divisiones, enemistades, pleitos, y callan la voz de Dios. Al ser la crítica algo que provoca tan grande daño, aquella persona que la cometa no quedará impune, tarde o temprano le llegará su reprensión.

La murmuración y la crítica han sido las protagonistas en la destrucción de muchos ministerios, en la caída de muchos siervos de Dios, las murmuraciones apagan al Espíritu Santo, las murmuraciones han provocado que muchas personas que Dios ha querido usar se sienten y no prediquen más. Las críticas te ciegan, te alejan de Dios, cierran tus oídos y te impiden escuchar la voz de Dios.

Aparta de tu vida, la crítica y la murmuración, porque son algo que Dios aborrece, porque no edifican, sino que destruyen, no critiques a ese hermano que quiere predicar el evangelio, al contrario, anímalo, y si tienes conocimiento que lo pueden ayudar a mejorar enséñale, para que lo haga mejor.

No le cortes las alas con tus críticas a ese hermano(a) que quiere alabar a Dios, aunque su voz no sea la mejor, déjalo que cante, Dios no está buscando lo lindo de su voz, sino el corazón con que canta. Porque Dios busca adoradores en espíritu y en verdad. Recuerda que Míriam/María, hermana de Moisés, fue castigada con lepra, por murmurar del siervo de Dios, Números 12. Guárdate de murmurar o criticar a aquellos hombres y mujeres que Dios quiere usar, no sea que tú también seas castigado por tus murmuraciones.

 

Te puede interesar: El privilegio de alabar a Dios.

 

NOTA ACLARATORIA: Sé que a veces en las congregaciones, hay hermanos(as) que solo se suben al altar para aparentar lo que no son, solo para hacer pantalla, no te preocupes, de que de esos también se encargará Dios, porque él limpia su altar.

 

El orgullo

Una persona orgullosa es imposible que Dios la use, porque un orgulloso no se humilla, un orgulloso no acepta correcciones, un orgulloso no se deja dirigir. El orgullo en una persona provoca que, si por error o por descuido no se le saludó, no te vuelve a hablar. El orgulloso hace lo que a él le parece que está bien, el orgulloso cree que él es el único que tiene la razón y que los demás jamás podrían hacer algo como lo hace.

En la iglesia de Cristo, lamentablemente también nos encontramos con personas orgullosas, que si no son ellos los que predican, no hay unción, que si no son ellos los que cantan, la alabanza no se escucha bonita y no hay fluir del Espíritu Santo. El orgulloso piensa que está capacitado para hacer de todo, y todo lo quiere corregir. La palabra de Dios nos dice en: Santiago 4:6, Que Dios se resiste a aquellas personas que son orgullosas, y ¿Cuándo alguien le ha podido ganar a Dios?

En la biblia hay una hermosa historia, que nos deja ver lo que Dios hace con los orgullosos. Y es la del rey Nabucodonosor, que por tener tanto dominio y poder se enorgulleció de ello. Y como Dios se resiste a los orgullosos, para darle una lección y mostrarle quien es el que verdaderamente tiene dominio sobre todas las cosas, lo sacó de su reino y lo puso a vivir con las bestias.

También vemos que el orgullo fue un factor por el cual satanás se rebeló contra Dios, él quería ser igual a Dios, quería establecer su trono en los cielos, se quería gobernar solo, y esto lo llevo a revelarse, pero ya sabemos cómo terminó todo. Y semejante a satanás, Dios ve a todos los orgullosos y soberbios.

El orgullo te hace mal, te ciega por completo, te hace creer que tú eres el perfecto, y que únicamente tú puedes hacer las cosas bien, el orgullo te aparta de Dios, cierra tus oídos y te impide escuchar la voz de Dios, su corrección y reprensión.

 

La envidia

Una persona puede envidiar tanto las cosas materiales como las espirituales que otra persona pueda tener. Cuando nuestros ojos están puestos en la prosperidad del otro, y lo bien que le va, en lo que tiene, puede provocar una envía por las cosas materiales que el otro tiene. Empezaremos a desear lo que él tiene, y a quejarnos delante de Dios, porque el sí y yo no, si yo hago esto, aquello, me esfuerzo, y no tengo lo que él tiene. Hacer esto nos impide escuchar la voz de Dios.

Ahora bien, también hay envidia por las cosas espirituales que alguien pueda tener: una buena relación con Dios, es usado por Dios en algún área, tiene un ministerio bendecido, una gran congregación, etc. Muchas personas han llegado a envidiar estas cosas de otro, a tal punto que quieren lo que esa persona tiene, no quieren llegar a ser como él, sino que quieren lo que él tiene. Y entra en una lucha de querer quitárselo y si no se lo puede quitar, buscan destruírselo. Y la biblia nos dice en: 1 Corintios 12:24. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. Por esto las bendiciones y prosperidad de los demás no nos debe causar envidia, al contrario, debemos alegrarnos.

Envidiar a alguien así sea en lo más mínimo, puede impedirte escuchar la voz de Dios, porque toda la atención de tu mente no estará para Dios. Porque hay algo más que ocupa espacio en tu mente, a lo cual le dedicarás tiempo para pensarlo, y es por esto que nuestra mente debe estar libre de cualquier cosa.

 

El afán y la Ansiedad

Filipenses 4:6.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

 

Cuando dejamos que el afán y la ansiedad se apoderen de nosotros, es difícil escuchar la voz de Dios. Porque centramos todas nuestras fuerzas y energías en buscar sacar aquello que nos afana. Y mientras lo hacemos nos descuidamos de nuestra relación con Dios. Por tanto, por más que nos esforcemos, no lograremos dominar lo que nos ocasiona ansiedad, porque Jesús lo dijo: Apartados de mí, nada podéis a hacer.

Por eso, por más que a nuestra vida lleguen cosas que nos provoquen ansiedad, no debemos descuidarnos de nuestra relación con Dios, para centrarnos en aquello que nos quiere venir a quitar la paz. Jesús nos dejó dicho que nuestra única preocupación debe ser buscar el reino de los cielos, porque de todo lo demás se encarga él. (Mateo 6:33).

Hay que reconocer que, a veces, suceden cosas tan fuertes o tan delicadas, que a nuestra vista natural si merecen que nos afanemos, pero desde la perspectiva de Dios, no nos deben afanar, por eso su palabra nos dice: Puestos los ojos en Jesús, hebreos 12:2.

 

Te puede interesar: Puestos los ojos en Jesús.

 

En la actualidad millones de cristianos viven una vida de afán y ansiedad, y esto les está impidiendo escuchar la voz de Dios, que les dice, no te afanes, todo está bien, todo lo tengo bajo control. No permitas que estas cosas te quiten la paz que Dios te ha dado.

 

Sabemos que, desde el inicio de la creación, Dios siempre ha querido tener una comunicación con el hombre, pero así mismo, hay cosas que impiden esa comunicación, pero a pesar de todo, Dios quiere que el hombre siga escuchando su voz. Tanto que nos ha dicho que cosas impiden que escuchemos su voz. Usa esas cosas a tu favor, y busca una comunicación con tu creador.

Te puede interesar: Acercándonos a Dios.

 

DIOS TE BENDIGA

Publicar un comentario

Antecedent Next
Advertising Space