Limpieza espiritual | Santidad y Comunión

Limpieza espiritual La limpieza de la carne y del espíritu de un cristiano, es una de las cosas más difícil de lograr, pero también una de las más importantes, y que todo cristiano debe alcanzar, como lo mencioné será difícil ¿Por qué? Porque tenemos un enemigo que no quiere que logremos esa limpieza de carne y de espíritu, porque nos quiere tener bajo su dominio y no quiere que seamos salvos, pero ¿Por qué es necesaria esta limpieza? Porque la palabra me dice en hebreos 12:14, que “Sin santidad nadie vera al Señor”. Y el medio que tenemos de alcanzar esa santidad es por medio de nuestro señor Jesucristo, que quita todo deseo carnal y nos limpia de toda suciedad espiritual.

Que la paz de nuestro Señor Jesucristo sea contigo, y Dios sea bendiciéndote grandemente.

Limpieza espiritual

La limpieza de la carne y del espíritu de un cristiano, es una de las cosas más difícil de lograr, pero también una de las más importantes, y que todo cristiano debe alcanzar, como lo mencioné, será difícil ¿Por qué? Porque tenemos un enemigo que no quiere que logremos esa limpieza de carne y de espíritu, porque nos quiere tener bajo su dominio y no quiere que seamos salvos, pero ¿Por qué es necesaria esta limpieza? Porque la palabra me dice en hebreos 12:14, que “Sin santidad nadie verá al Señor”. Y el medio que tenemos de alcanzar esa santidad es por medio de nuestro señor Jesucristo, que quita todo deseo carnal y nos limpia de toda suciedad espiritual.

La Santidad que Dios quiere de nosotros

Aquella santidad que Dios demanda, no es cualquier tipo de santidad, y lo podemos demostrar por medio de las escrituras:

Levítico 20:7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo soy Jehová vuestro Dios

Levítico 20:26 Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.


En estas citas, podemos ver que Dios nos está exigiendo el mayor nivel de santidad que podemos alcanzar, y ¿Por qué lo pide?, porque sabe que podemos alcanzarla, y ahora dirás, pero ¿cómo, si ya lo he intentado y no he podido? Y la respuesta está en que la santidad no la alcanzamos con nuestras fuerzas, porque ¿Cómo vamos a alcanzar algo que no somos? Por eso debemos dejar que aquel que nos pide santidad nos santifique, porque Él sí es santo, por tanto, Dios si nos puede llevar a esa santidad; ahora bien, cuando dije que debemos dejar que Dios nos santifique, con esto no quiero decir que nosotros no debemos hacer nada, al contrario, debemos esforzarnos cada día, pero no creyendo que es por mi esfuerzo que voy a ser santo, mi esfuerzo solo llamará la atención de Dios, para que termine lo que empezó, por eso la palabra nos dice que el que comenzó en ti la buena obra, el mismo la perfeccionara, Filipenses 1:6, en otras palabras, él se encargará de terminarla, porque Dios no deja nada a medias.

 


Semejantes a Dios

Dios quiere que seamos semejantes a él:

1 Pedro 1:15 Sino, como el que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.

Este versículo es impresionante, y debemos examinar nuestra vida a la luz de este versículo, y mirar si realmente somos santos en toda nuestra manera de vivir, como me comporto, como hablo, mi carácter, mi forma de vestir, caminar, porque cuando la palabra dice en toda vuestra forma de vivir, es en toda. Aquí no se está excluyendo nada. Ahora, si no estamos viviendo en completa santidad, no debemos estresarnos ni tampoco quedarnos sin hacer nada, lo que debemos hacer es, cada día, buscar más y más de Dios, y pedirle cada día que nos santifique, porque la santidad se va adquiriendo cada día, dependiendo del tiempo que pasemos en la presencia del Señor, (en oración, en ayuno, en la lectura de su palabra y lo más importante, en obediencia), porque no importa cuánto ore, o ayune, o lea la palabra si no hay obediencia en mí.

 

“La santidad es de Dios, y proviene de Dios, y para alcanzarla debo estar en Dios”.

 

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DIOS TE BENDIGA

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