Dios te bendiga y bienvenido seas a este corto, pero bendecido devocional, el día de hoy hablaré de la Justicia y misericordia de la Cruz, ese perfecto y maravilloso acto de sacrificio, que hoy nos tiene con una esperanza de salvación.
Leer: Romanos 3:23-27
Para entender lo que pasó en la cruz, debemos entender que el Señor es recto y justo. Dios solo hace lo que es correcto y jamás ha habido contradicción en lo que ha dicho. Al contrario, los seres humos somos pecadores y merecemos ser castigados por nuestros pecados. Por esta razón Dios no podía simplemente perdonarnos, porque dejaría de ser justo, y la justicia requiere un castigo por el pecado. Para Dios ser justo, toda la humanidad debía ser castigada, pero opto por el plan que pudo satisfacer su justicia y también su misericordia.
Este plan ya existía antes que Dios creara este mundo, lo podemos ver en (Apocalipsis 13.8). Cuando Jesús murió en la Cruz, pago nuestros pecados, porque el Padre puso en él toda nuestra culpa y castigo. Este fue el único sacrificio que pudo satisfacer la justicia de Dios, por tanto, todos los que creemos y obedecemos a Jesucristo somos declarados justo.
Cuando ponemos nuestra fe en Cristo y reconocemos que su pago se hizo en favor nuestro, somos perdonados de nuestros pecados y bendecidos con la salvación. El único apto y calificado para Dios en ser nuestro sustituto en el castigo que nos merecíamos fue Jesús, el cual voluntariamente acepto ser nuestro sustituto, Filipenses 2:7-11. A través de un acto que parecía cruel y terrible, la bondad y el amor de Dios se revelaron al mundo.
La justicia y misericordia de la Cruz