Nuestras palabras y promesas serán Juzgadas
Introducción:
Muy a menudo con nuestras palabras herimos a las personas, incluyendo a
nuestros seres queridos, y esto porque no medimos el alcance de nuestras
palabras en lo que decimos y prometemos. Dios desea cambiar nuestra forma
de ser, y esto incluye la forma en que nos expresamos. Cuando hablamos
correctamente y con sabiduría, estamos testificando a Cristo.
Este artículo está enfocado en la cita de
Eclesiastés 5:1-7. Así que, te invito a que lo leas.
Los seres humanos, en su gran mayoría, tiene una tendencia de hacer,
decir o prometer cosas por impulso sin tener presente las consecuencias
que pueden venir, o lo que tiene que hacer para cumplir lo que
prometió.
Cuidado con lo que prometes
Es importante tener cuidado con lo que prometemos, primeramente:
Delante de Dios
En el versículo 1 del Capítulo 5 de Eclesiastés, podemos leer como
Dios nos advierte que antes de ofrecerle algo como sacrificio, en
nuestro caso hacerle una promesa. Dios nos dice que primero lo escuchemos,
Él busca que primero sepamos qué es lo que Él quiere y busca de nosotros
(y eso lo encontramos en su palabra).
Pero, en ocasiones por el afán y la desesperación de salir de
un proceso, una prueba, conseguir una pareja, mejorar nuestra economía,
salir de algún pecado, etc. Venimos delante de la presencia de Dios, y empezamos a prometerle cosas
a Dios, que nunca le cumplimos, y Dios se toma muy enserio lo que
prometemos. El afán no nos puede llevar a prometer cosas que no podamos
cumplir, y esto también aplica delante de los hombres.
Delante de los hombres
Como cristianos,
seguidores de Cristo,
es también de suma importancia; que nos cuidemos de prometerle algo a
alguna persona, y que no lo cumplamos, porque esto es
dar mal testimonio del evangelio, y avergonzar a Cristo delante de los
hombres, porque la palabra de Dios dice en:
2 Corintios 5:17
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
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Así que, si cuando estábamos en el mundo, teníamos la costumbre de
prometer y no cumplir, ahora que estamos en Cristo, debemos dejar aquella
costumbre. Por eso ahora lo que prometemos debemos cumplirlo,
primeramente, a Dios y segundo a los hombres, (esto incluye a los
hermanos y hermanas de la fe). En los versículos 3 y 4. Dios nos da a entender; que debemos
evaluar bien lo que estamos prometiendo. Que sea algo que podamos
cumplir.
Por ende, si sabes que no serás capaz de cumplir una promesa, no la
hagas, y evita comprometerte. Y así te guardas de que Dios se enoje
contigo, por no cumplirle una promesa o de dar mal testimonio del
evangelio de Cristo. Como lo dice el versículo 5:
“Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas”.
Continuando con los versículos 6 y 7 de la cita de Eclesiastés, en
unión con la cita de
Mateo 12:36-37, nos dice que:
Daremos cuenta por nuestras palabras
Este es el motivo por el cual
Dios busca cambiar aun nuestra forma de hablar, porque sabe que
por nuestras palabras seremos juzgados o justificados.
Entonces, nosotros como cristianos, conocedores de esta verdad, debemos
esforzarnos y ser muy cuidadosos con las palabras que decimos.
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En ocasiones,
ni tenemos cuidado de lo que decimos delante de Dios, a veces en
nuestras oraciones, lo único que hacemos es quejarnos delante de Dios, y
aun cuestionarlo por las pruebas que vivimos, o las situaciones difíciles
por las que pasamos. Pero son cosas por las cuales
Jesús dijo que pasaríamos.
En lugar de quejarnos, es mejor
hacer oración glorificando y exaltando a Dios. Sé que a veces las
pruebas nos turban y nos es difícil glorificar a Dios, lo digo por mis
propias experiencias, y
por mis propias experiencias, les puedo decir que siempre me ha ido
mejor, cuando en lugar de quejarme, confío y glorifico a Dios, y le doy
gracias aun por la prueba que estoy viviendo. Al hacer eso, estoy guardando mis palabras delante de Dios.
Y así como guardo mis palabras delante de Dios, las debo guardar delante
de los hombres, la Biblia me dice en:
Efesios:4:29. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea
buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los
oyentes”.
Ser cuidadoso al hablar delante de los hombres es muy importante, porque
con solo mi forma de hablar, puedo dar testimonio de Cristo y su
evangelio. Y también, con solo mi forma de hablar y las palabras que use
mientras hablo, puedo dar mal testimonio del evangelio de Cristo.
Como cristianos somos carta leída, por tanto, si queremos vivir
dando un buen testimonio del evangelio de Cristo, debemos ser
cuidadosos y discernir lo que vamos a decir.
Para que los que escuchen quieran de lo que nosotros tenemos. A Cristo
Jesús.
Conclusión:
Es de suma importancia
aprender a controlar nuestra forma de hablar, porque como dice la
Biblia, por nuestras palabras rendiremos cuenta a Dios. Así que, si lo que vamos a decir,
no servirá de edificación, es mejor quedarnos callados. Debemos
tener presente que, si dejamos que Dios guie nuestras palabras, el traerá
sabiduría, para que sepamos expresarnos, porque
con nuestras palabras edificamos o destruimos.
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DIOS TE BENDIGA
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